Por qué es clave adaptar el ejercicio a las etapas y cambios de la vida
Para que la práctica de ejercicio sea sostenible en el tiempo es importante que se adapte de forma individualizada a lo largo de la vida, teniendo en cuenta los cambios vitales que se producen en cada momento
Laura Lara hace ejercicio en casa desde hace un año a través de una plataforma online. Empezó forzosamente con un cambio de alimentación y ejercicio para evitar desarrollar una diabetes tipo 2 que amenazaba con llegar, pero ha conseguido mantenerlo porque se encuentra mejor. “Me ha ayudado a engancharme, ver todos los efectos positivos. Antes me despertaba casi todas las mañanas con dolor de espalda, pero desde que entreno fuerza no me ha vuelto a doler. Duermo mejor, subo los tramos de las escaleras del metro sin ahogarme, me siento más fuerte y me gusta”, cuenta. Cristina Martínez va al gimnasio al menos dos días a la semana, en el tiempo que tiene desde que deja a los niños en el colegio y entra a trabajar. Lo hace porque sufre un trastorno inmunitario y dice que esto le ayuda a mantenerse mejor, tanto física como emocionalmente. Asun Obón empezó a ir al gimnasio las Navidades pasadas con una entrenadora personal. Después entrenó sola hasta que se cansó y decidió entrenar en casa a través de una aplicación. “Sola me aburría un montón y en casa al menos no siento la pereza de ir”, dice. Las tres reconocen que, aunque siempre tienen la intención de hacer “algo”, mantener una adherencia no es fácil: a lo largo de la vida distintas circunstancias las atraen y las alejan de ese objetivo.
Numerosos estudios destacan el papel de la actividad física y la reducción del sedentarismo en la mejora de la salud, la prevención de enfermedades crónicas, así como el aumento tanto de la calidad como de la esperanza de vida. De hecho, la propia OMS estima que adoptar estilos de vida más activos podría prevenir entre 4 y 5 millones de muertes al año. El sedentarismo es uno de los principales factores de mortalidad prematura y causa aproximadamente un millón de muertes anuales solo en Europa.
Sin embargo, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 52% de los españoles no practica ningún deporte. Se puede tener conciencia sobre los beneficios del ejercicio físico, pero luego diversos factores limitan tener una vida activa. Para Pedro J. Benito Peinado, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid, las barreras para hacer ejercicio incluyen falta de tiempo debido a jornadas laborales largas o turnos irregulares y otras prioridades; falta de motivación por no ver resultados o rutinas aburridas; condiciones de salud como lesiones o problemas de movilidad; falta de infraestructura adecuada en algunas áreas; y factores socioeconómicos como el coste de las actividades deportivas (cuotas de gimnasio o de deportes). Incluye también otras como el clima y el entorno, o la percepción corporal, que considera que también podrían afectar. Añade Pedro J. Benito Peinado que aún falta concienciación y esto pasa por la educación: “Para tratar adecuadamente la salud física se debería incorporar muchas más horas de actividad física, ejercicio y deporte en varios entornos, por ejemplo, el colegio, los patios o recreos, los parques circundantes a los colegios y ofrecer un abanico completo de actividades físicas a los niños. Implementar esto de manera consistente durante 30 años podría ser la clave para lograr una mejora significativa en la salud física”.
Otro factor importante es la teoría de la minimización del esfuerzo en la actividad física, que sugiere que, debido a la evolución, los seres humanos tienden a evitar gastar energía innecesariamente, lo que crea una brecha entre la intención de ser activos y la acción real. Carlos Balsalobre, doctor en Ciencias del Deporte y profesor titular de Biomecánica del Deporte en la Universidad Autónoma de Madrid, recuerda que, aunque son ampliamente conocidos los efectos inmediatos que el ejercicio produce, esto es difícil que genere un efecto de adherencia por sí mismo en personas sedentarias. Según Balsalobre, hay otros efectos secundarios de la actividad física, que de hecho son necesarios en cierta medida para que se produzcan beneficios y que suelen generar mucho rechazo: la percepción elevada del esfuerzo, y el dolor muscular (agujetas). “Hacer ejercicio “no es gratis” y cuesta un esfuerzo y un compromiso a largo plazo que dificulta la adherencia”, señala. Considera que la constante exposición a influencers que muestran cambios físicos rápidos y a campañas de operación bikini crea expectativas irreales sobre la transformación física, ya que, como explica, lograr cambios saludables y sostenibles requiere al menos un año de ejercicio constante, esfuerzo y superación de estancamientos. “Esta cultura del cortoplacismo y la búsqueda de soluciones fáciles, como cremas y máquinas asistidas, contribuyen a la falta de motivación para hacer ejercicio”, dice.
Fuente: https://elpais.com/salud-y-bienestar/2024-11-19/por-que-es-clave-adaptar-el-ejercicio-a-las-etapas-y-cambios-de-la-vida.html
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